Los silenciosos 2. Capítulo 3.
Rogelio recordaba cómo se conoció con Maritza en el mismo momento que la cercanía de la presencia de Numa, se hizo más estrecha cuando acudieron en varias ocasiones al reencuentro del frayle muerto y sus supuestos milagros, que no eran más que la camandulería de la gente ante el holocausto insensato que vivía el país, y la sagazidad de algunos prestantes gobernantes de regar rumores a costa de aquellos crédulos que por su ignorancia permitían que fueran más allá de lo esperado, y vaticinaran los mejores de los mundos, sin caer en cuenta la realidad en que estaban. Numa fue uno de los que más le llamó la atención sobre aquel engaño, y a las que se unieron para dar fin a dichas creencias, mientras los incautos caían por montones ante los supuestos milagros que a diario esparcían la publicidad de los periódicos, tras un gobierno que estaba convencido que le permitiría satisfacer sus arcas personales. Aunque no era político sabía que Omar le prestaría mucha atención sobre las presuntas ganancias que podrían obtener tras la desaparición de Genaro y la ayuda de Euripides que día a día recababa más pruebas que corroboraban acerca de la desaparición de Genaro con el fin de presentarlas para su posterior ejecución en los contratos que este tenía, y con el fin de resarcirlos en su propio beneficio. Es más, creía que los recientes hechos, no en vano la paternidad suya y de Maritza respecto de Esteban, lo beneficiaban. Todavía recordaba el horror que sintió cuando se presentó con aquella situación y los resquemores de Maritza y Marleni ante la decisión prematura que tomó, para salvar los hechos sucedidos y rescatar así la presunción de inocencia. Los rumores con el tiempo, desaparecerían. Eso creía, a pesar que otros dijeran lo contrario. En fin, Rogelio estaba convencido que todo saldría bien, a pesar de lo sucedido, y que por todos los medios había que evitar que los rumores se esparcieran, más la decisión suya de evitar, así como lo hizo Marleni con la complicidad de Maritza qué lograron interrumpir un escándalo que era peligroso para sus vidas, y crearse de paso la animosidad de un vecindario preocupado de las circunstancias que se vivían, y cuando ya estaban viendo las consecuencias de lo sucedido con los hechos alrededor de la muerte de Gaitán y la escalada del gobierno y los esbirros que merodeaban como buitres tras las apetencias personales, en donde todos estaban convencidos que en esas revueltas algo ganarían.
Aún así, entendía que convencerlas de la cercanía suya, y del aprecio que sentía por Maritza era indescriptible por cuanto su sinceridad se veía menoscabada ante Marleni, qué no veía con buenos ojos esa unión con su hija, al aceptar que Esteban era hijo de los dos, sino más bien una componenda en la que presumía que alguna ganancia tendría en mente, pues los hombres como él no daban una puntada sin dedal. Era comerciante. Así lo presumía.
![]() |
![]() |
![]() |
![]() | ![]() |